¡QUE NOS LO QUITAN!
Era el grito del pueblo de Madrid, en 1808, cuando veía cómo los soldados franceses intentaban llevarse al infante Francisco. Es curioso que en estos días, 200 años después, podamos decir eso mismo, pero no por un infante sino por el Museo del Traje.
Los enemigos muchas veces están dentro; los enemigos de la cultura, en este caso. Porque la indumentaria histórica es cultura y este Museo posee una colección de gran valor, por su excelente calidad y abultado número de prendas y complementos, que no puede -no debe- volver a ser guardada en cajas.
Es difícil dar crédito a que un museo como éste, reconocido internacionalmente, y envidiado, vaya a ser desmontado ¡Es descabellado! ¡Inaudito! ¡Una infamia a la cultura!
¡Cuántos museos de indumentaria de otros países darían lo que fuera por tener la mitad de los fondos que tiene el Museo del Traje!
Era el grito del pueblo de Madrid, en 1808, cuando veía cómo los soldados franceses intentaban llevarse al infante Francisco. Es curioso que en estos días, 200 años después, podamos decir eso mismo, pero no por un infante sino por el Museo del Traje.
Los enemigos muchas veces están dentro; los enemigos de la cultura, en este caso. Porque la indumentaria histórica es cultura y este Museo posee una colección de gran valor, por su excelente calidad y abultado número de prendas y complementos, que no puede -no debe- volver a ser guardada en cajas.
Es difícil dar crédito a que un museo como éste, reconocido internacionalmente, y envidiado, vaya a ser desmontado ¡Es descabellado! ¡Inaudito! ¡Una infamia a la cultura!
¡Cuántos museos de indumentaria de otros países darían lo que fuera por tener la mitad de los fondos que tiene el Museo del Traje!
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